Un total de 80 colectivos vinculados a las grandes movilizaciones feministas de los últimos años han suscrito el manifiesto ‘Feministas por los derechos de las personas trans’ en el que reivindican la participación de las mujeres trans en el movimiento feminista y previenen contra el aumento de la violencia contra estas personas.
El texto, publicado este miércoles 20 de enero en la web ‘www.feministasporderechostrans.wordpress.com‘ señala que «defender unos derechos largamente reivindicados no es un gesto en contra de las mujeres cis» y que el feminismo «no se puede usar para oponerse o para cuestionar los derechos de las personas trans, que se enfrentan cotidianamente con el estigma y la discriminación».
Entre las 500 firmantes se encuentran activistas feministas, abogadas, investigadoras, escritoras y mujeres de todos los ámbitos que reivindican el papel de las «compañeras trans» en el movimiento feminista, que «lleva enriqueciéndose con sus aportaciones desde hace décadas y no podría entenderse sin su participación». Entre los colectivos que lo suscriben se encuentran organizaciones como Ca la Dona, FeministAlde, la Asamblea Feminista de Madrid, Católicas por el Derecho a Decidir, Jornaleras de Huelva en Lucha o la Plataforma 8M Tenerife. También lo apoyan algunas asociaciones LGTBI como Docentes LGTBI+ o Kifkif.
Todas ellas se suman a la idea de que «el feminismo lleva enriqueciéndose con las aportaciones de muchas compañeras trans desde hace décadas y no podría entenderse sin su participación».
Manifiesto
En este sentido, las firmantes se posicionan a favor de un «feminismo diverso, inclusivo, interseccional y desbordante», especialmente «en un momento de auge de la ultraderecha en el mundo, que pretende vender identidades excluyentes afianzadas en la denegación de derechos a quienes consideran diferentes».
Asismismo, se indica que «deseamos una sociedad en la que las personas no sientan la presión de cumplir con la rigidez de género, que admita las variables diversas y transformadoras de lo femenino y de lo masculino. Sin embargo, necesitamos también dotarnos de mecanismos adecuados para acompañar la autonomía de las infancias y su derecho a desarrollarla plenamente. El feminismo no puede dar la espalda a estas realidades ni contribuir a empeorar la calidad de vida de las infancias».