El Vaticano decretó el lunes que la Iglesia católica no puede bendecir las parejas homosexuales porque Dios “no puede bendecir el pecado”.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, la oficina vaticana que se encarga de la ortodoxia, respondió formalmente el lunes a una pregunta sobre si los religiosos católicos podían bendecir las uniones entre personas del mismo sexo.
La respuesta, contenida en una explicación de dos páginas publicada en siete idiomas y autorizada por el papa Francisco, fue “negativa”.
El decreto distinguía entre la aceptación en la Iglesia y las bendiciones a los homosexuales, que mantuvo, y las bendiciones a sus uniones, que rechazó. Argumentó que tales uniones no forman parte del plan divino y que todo reconocimiento sacramental de ellas podría ser confundido con el matrimonio.
La respuesta de inmediato satisfizo a los conservadores, decepcionó a los defensores de católicos LGBT y generó dificultades al debate dentro de la Iglesia alemana, que ha estado al frente de una discusión sobre temas polémicos como la enseñanza de la homosexualidad de parte de la Iglesia.
Francis DeBernardo, director ejecutivo del Ministerio Nuevos Caminos, que aboga por una mayor aceptación de los gays de parte de la Iglesia, predijo que la postura del Vaticano sería ignorada, incluso por algunos clérigos católicos.
“El pueblo católico reconoce la santidad del amor entre parejas comprometidas del mismo sexo y reconoce este amor de igual manera inspirado y respaldado divinamente y por ello cumple con los estándares para ser bendecido”, detalló en un comunicado.
El Vaticano sostiene que los homosexuales deben ser tratados con dignidad y respeto, pero que el sexo homosexual es “desordenado de manera intrínseca”. Las enseñanzas católicas indican que el matrimonio entre un hombre y una mujer forma parte del plan divino y tiene el propósito de crear nueva vida.
Como las parejas homosexuales no forman parte de ese plan, no pueden ser bendecidas dentro de la iglesia, indicó el documento.