
Hoy es el Día Internacional de la Memoria Transexual. Por este motivo, desde Entendi2 nos gustaría hacer nuestro pequeño homenaje a todas y todos esos valientes que dieron su vida y que sufrieron por la intolerancia de muchos.
Y como no se hacerlo de otra forma que hablando de historia, hoy os quiero la traer la vida del controvertido emperador romano, Heliogábalo. Su vida poco tiene que envidiar a la de Cristina Ortiz, la Veneno. Es más, seguro que daría para una serie o incluso una saga. Desde que descubrí este personaje, he sentido la necesidad imperiosa de contar su vida. También podéis ver el video de YouTube que grabé sobre Heliogábalo si os apetece.
Pero comencemos por el principio. Hoy día sabemos poco sobre este personaje en gran parte por la damnatio memoriae que sufrió. Esta práctica condenaba al olvido la memoria de aquellos enemigos de Roma. Se borraban de los registros su nombre, se prohibía mencionarlos y destruían monumentos y esculturas en honor a estos. Además, la historiografía no ha ayudado a extender su breve mandato. Los logógrafos de la época lo tachaban de monstruo o bestia, y sus prácticas sexuales de obscenas, antinaturales, vergonzosas y asquerosas. Incluso historiógrafos más modernos lo acusaban de “psicópata sexual” o “sádico neurótico”. La verdad es que, no podemos saber a ciencia cierta, si todo lo que se ha relatado de Heliogábalo es real o no. Lo que si sabemos que los cuatro años que duró su reinado Heliogábalo prefiero darse a los placeres de la vida, antes que gobernar su Imperio. De él se ha dicho que ejerció la prostitución, practicó BDSM y sacrifico niños en honor a los dioses.
Su historia comienza con la muerte del emperador Caracalla en el 217 d.C. Éste muere sin descendencia por lo que asciende al trono Marco Opelio Macrino, desbancando así a la dinastía de los Severo. La tía de Caracalla, consiguió derrocar al nuevo emperador y colocar en el trono a su nieto de catorce años, Vario Avito Bassiano, posteriormente conocido como Heliogábalo. Lo primero que hizo éste al llegar al poder fue ejecutar a su comandante y disolver la legión que le había puesto en el trono. La segunda acción que realizó fue imponer el culto a un Dios semítico de su Siria natal, Al-Gabal. Esto se debe a que el propio Heliogábalo era el sumo sacerdote de esta deidad. El joven era de sobra era conocido por los soldados que acudían al templo de este dios. En el santuario se adoraba a una piedra sagrada con forma de falo, que evoca la presencia de a deidad. Esta piedra no era sino un resto de un meteorito que simbolizaba la esencia del Dios. El gobierno de Heliogábalo trasladó la piedra a Roma y latinizó el nombre de este nuevo Dios, llamándolo Elagabalus, de ahí el nombre del emperador.

Según algunos escritos, el culto a este nuevo Dios era cuanto menos curioso. El propio emperador era el encargado en realizar los cultos. Se vestía con ropajes femeninos y se colocaba en lo alto de un altar. Luego tras movimientos y roces se introducía la piedra a modo de un consolador por el recto, y obligaba a los senadores y funcionarios que presenciasen el “ritual”.
Esto no es nada comparado con lo que vendría en años sucesivos. Sabemos que Heliogábalo contrajo matrimonio con mujeres y hombres, aunque serian estos últimos los que gozarían de los favores del emperador. Se casó con una sacerdotisa vestal antes de acabar su sacerdocio, y con dos patricias. Posiblemente estos matrimonios fueran más por temas políticos que por placer, ya que Heliogábalo prefería la compañía de hombres.
Según la colección de biografías de emperadores romanos, Historia Augusta, Heliogábalo creó una legión “militar” en la que el mayor logro de estos soldados era el tamaño y envergadura de su miembro viril. Se cree que fue ahí donde conoció a sus dos maridos: Hierocles, un esclavo auriga de origen turco, y Aurelio Zotico, un atleta griego famoso en el Imperio por el tamaño de su virilidad. Zotico duró poco con el emperador, pues este lo desecho cuando su virilidad dejó de funcionar. De Hierocles por el contrario hay bastante escrito, pues la relación que mantuvo con Heliogábalo fue la más duradera y controvertida que éste tuvo. Según palabras de Dion Casio, en su Historia Romana, las palizas e infidelidades estaban a la orden del día en esta pareja:
“Dado que deseaba (Heliogábalo) tener una reputación de adúltera, en este aspecto también imitaba a la mayoría de las mujeres impúdicas, y a menudo se permitía ser pillado, a consecuencia de lo cual acostumbraba a ser violentamente reprendida por su marido (Hierocles) y golpeada hasta ponerle los ojos morados. Su afecto por este esposo no era una inclinación suave sino una pasión ardiente y firmemente asentada, más aún cuando después de este severo trato vejatorio, lo amaba aún más y deseaba coronarlo César en ese mismo instante.” Dion Casio, Historia Romana. LXXX. 15. 3-4.
Heliogábalo intentó en numerosas ocasiones que se nombrase a Hierocles emperador, para así poder ser él emperatriz. Además se jactaba de decir por la corte romana que estaba más que encantado de ser llamado amante, esposa y reina de Hierocles. Incluso mostraba los moratones que Hierocles le realizaba al Senado.

Otro tema controvertido fue el de la prostitución. Se le atribuye al emperador el ejercer el trabajo más antiguo del mundo, primero por religión y segundo por placer. El culto a Elagabalus se realizaba una vez al año mediante la procesión de la piedra fálica. Se colocaba el betilo en un carruaje que era tirado por mujeres desnudas durante el recorrido. Por si fuese poco con este culto, Heliogábalo empezó a presidir los rituales de Venus, Cibeles y Adonis, dándole una connotación aún más sexual a sus ritos.
Los sacrificios humanos también son una parte oscura que aconteció durante el reinado de Heliogábalo. Se cuenta que sacrificaba a jóvenes y niños de gran belleza y de alta cuna. Con sus vísceras leía los augurios y porvenires. Esta práctica era algo normal en la Antigua Roma, aunque no con restos humanos.
Algo poco conocido de su reinado fue que se dedicó a organizar a las prostitutas de Roma, llamándolas “compañeras de armas”. Llegando a crear hasta un ejército de prostitutas. Construyó en su palacio y en la ciudad una sauna donde ejercer la prostitución libremente. En estos sitios podía captar nuevos hombres para su “harem” particular. Además, en la corte se realizaban shows sexuales donde se practicaba sexo real. Era obligatorio asistir a estos shows, por lo que la corte entera debía presenciarlos quisieran o no. También comenzó a posar desnudo para retratos desde una habitación especialmente construida para esa actividad. Desde ella gritaba obscenidades a todo el que pasaban por su puerta o ventana. Era frecuente ver a Heliogábalo vestido de mujer ofreciendo sus servicios a su guardia pretoriana.

Algo perturbador fue que construyó una torre de oro y gemas preciosas para suicidios. Había imaginado su muerte en numerosas ocasiones, y una fue suicidándose desde una torre que había costado una fortuna construir.
Según la Historia Augusta, no solo le gustaba vestirse de mujer, sino que acudía a las tabernas a realizar espectáculos, como las actuales drags. En los banquetes acudía vestido de mujer y obligaba a los asistentes que le hablasen de ella. Incluso se relata como se ofendía sino era la más bella de la fiesta.
Pero si de algo se ha hablado de este emperador fue sobre su intento de cambio de sexo. Según Dion Casio: “Llevó su obscenidad hasta tal punto que preguntó a los médicos si podían idear la manera de introducir en su cuerpo una vagina de mujer por medio de la incisión, prometiéndoles a cambio enormes sumas de dinero”. Por lo que podríamos estar ante el primer relato histórico de una petición de cirugía de resignación de sexo de la Historia.

Su final llegó cuatro años después de ascender al trono, mediante un complot de su propia abuela y tía. Sus guardas pretorianos lo asesinaron ahogándolo en una letrina, luego arrastraron su cuerpo por toda Roma para luego tirarlo al Tiber. De esta forma no podría descansar en paz en el más allá. Le sucedió al trono Alejandro Severo que fue más pacífico y conciliador que Heliogábalo.
En resumen, la vida de este emperador fue cuanto menos controvertida. No fue tanto su condición sexual lo que marcó su reinado, sino su forma de vivir la vida, lo que provocó el rechazo de la corte, el pueblo y su propia familia. Se cree que fue durante su niñez cuando empezó a ejercer la prostitución en Siria, marcándolo de por vida. Además, posiblemente estemos ante el primer caso de un personaje histórico claramente transgénero, siendo Heliogábalo otra víctima más de la caprichosa naturaleza.

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