La homosexualidad en la Antigüedad: Los Etruscos

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Tras las celebraciones por el Orgullo LGBTIQ+, hoy os traigo una nueva entrega de “La homosexualidad en la Antigüedad”, en esta ocasión la cultura ETRUSCA.
Si hace un tiempo, os hablaba sobre la sexualidad romana y como estos veían al colectivo. En el día de hoy hablaremos de los etruscos, precursores al mundo romano. Etruria era un territorio situado en el centro de Italia que comprendía los territorios de la Toscana, el Lacio y Umbría, así como la futura capital del imperio romano, Roma. Los etruscos fueron un pueblo orientado al comercio mayormente marítimo, que se especializó en los intercambios con Oriente. Es por esto, que sorprende como desapareció en post de la cultura romana.

La sexualidad etrusca fue mucho más diversa y abierta de lo que fue la romana (que ya es decir). Es más, en esta cultura el papel de la mujer en el sexo es igual que el del hombre (fig. 1). Por lo que estamos ante una cultura paritaria en ese sentido. Esto no fue del agrado de culturas como la griega, que los tacharon de salvajes, libertinos e inmorales. Buena prueba de ello es lo que relataba el historiador griego Theopompus de Chios, el cual cuenta que las mujeres etruscas presumían de su sexualidad, acostándose con distintas parejas delante de sus maridos. También cuenta que en dicha cultura el sexo homosexual y la pederastia estaban a la orden del día. Otro autor, que habla despectivamente de los etruscos fue el filósofo Platón. Según él, las mujeres etruscas eran poco menos que putas. Incluso los romanos acuñaron la palabra “etrusci” como sinónimo de inmoral.

Fig. 1. Cerámica de figuras rojas con escena de sexo heterosexual. Comienzos del s. V a.C. Tarquinia.

Posiblemente, estemos ante una de las culturas más permisibles con la sexualidad femenina y con todo en general (ya iba siendo hora). El papel de la mujer etrusca era de total libertad, es más tenía una posición como hemos dicho igualitaria con el hombre, tanto a nivel personal, como económico y social. Es por esto, que podemos encontrar muchísimos escritos de procedencia griega donde criticaban la libertad etrusca, así como su sexualidad tan abierta. Theopompus también narraba como las mujeres etruscas dedicaban gran parte de su tiempo cuidando su cuerpo y poniéndose bellas. Hacían gimnasia entre ellas e incluso con hombres, mostrándose totalmente desnudas sin que eso supusiera una deshonra para ellas (fig. 2). Además, podían asistir a los banquetes y simposios junto a los hombres, sentándose entre ellos sin que tuvieran que ser sus esposos. Otra cosa que cuenta Chios, es que eran mujeres bellísimas y que bebían muchísimo, lo que las hacia emborracharse a menudo. Por otro lado, no era vergonzoso que practicasen sexo en público, aunque no fuesen con sus esposos. Esto, provocaba que a menudo no supieran quienes eran los padres de sus hijos.

Fig. 2. Escena orgiástica procedente de la Tumba de los Toros, Tarquinia, s. VI a.C

Otro aspecto distintivo, fue la forma que tuvieron las mujeres etruscas de higiene. Según relatan, a diferencia de las mujeres griegas que debían acudir a los gineceos apartadas de los hombres, las etruscas no tenían ningún reparo a la hora de bañarse con otras mujeres e incluso con presencia masculina. Es por esto, que es habitual encontrarnos objetos cotidianos con escenas eróticas o desnudez femenina.

Pero, pasemos a la homosexualidad masculina. Los restos arqueológicos, constatan que la homosexualidad entre hombres fue algo recurrente en la cultura etrusca. Buena prueba de ello, lo encontramos en la Tumba de las Bigas en Tarquinia (fig . 3). Los frescos que encontramos en esta tumba nos muestran una composición escénica donde se ve tanto a hombres, como mujeres disfrutar de los juegos. Aunque, la imagen relevante la encontramos en la parte posterior, donde hallamos dos escenas claramente homosexuales. Por un lado una donde un joven masturba a otro, y por otro una escena de una copula homosexual.

Fig. 3. Tumba de las Bigas, Tarquinia.

También, encontramos objetos como ánforas y vasijas donde esta cultura representaba actos homosexuales, hablamos de la jarra Oinochoe de Tagliatella (fig. 4). Este pequeño vaso fechado en el s.VII a.C., muestra un relato de carácter mitológico, la historia de Teseo y el Laberinto. Aunque, además podemos encontrarnos escenas sexuales que bien podrían ser relacionadas con un ritual. Dichas escenas son homosexuales y heterosexuales, por lo que mantener relaciones con otros hombres, podrían ser parte de algún tipo de rito o iniciación para los etruscos.

Fig. 4. Jarra de Oinochoe de Tagliatella.

Otro tema eran los propios actos sexuales, según las escenas de la denominada Tumba de los Fustigamientos (fig. 5), los etruscos eran muy dados a las practicas BDSM. En esta tumba, podemos contemplar un acto sexual heterosexual donde un hombre penetra a una mujer, mientras que la azota con una vara.

Fig. 5. Fresco de la Tumba de los Fustigamientos donde se ve un trío y uno de los participantes fustigando a la mujer.

Por último, no podemos dejar de mencionar la Tumba del Nadador (fig. 6) situada en la antigua ciudad de Posidonia. Tanto el equipo de arqueólogos que la encontró, como los expertos que la estudiaron, la datan entorno al 480 a.C.  En esta singular tumba, podemos contemplar numerosas escenas de banquetes, así como una clara naturalidad con las relaciones homosexuales. Aunque, la tumba es griega esta situada en la fuese la Magna Grecia (Italia), y aun así es de la cultura etrusca. En ella, podemos ver escenas de erástes y erómenos compartiendo caricias, comida y bebidas.

Fig. 6. Frescos al completo de la Tumba del Nadador.

En resumen, podemos decir que la cultura etrusca fue una adelantada a su tiempo. Las mujeres tuvieron mucha más libertad sexual y en todos los aspectos, de lo que lo tendrían mujeres de otras civilizaciones. Además, plasmaron de forma natural toda la diversidad sexual que existía. Desde escenas homosexuales, hasta actos como el sadomaso. Sin olvidarnos, que fueron los precursores al imperio romano. Quizás, muchas de estos comportamientos pasaron a formar parte de la psique de los romanos, aunque de una forma algo más “conversadora”. Ya sabemos que los romanos, también dieron rienda suelta a sus instintos más básicos, aunque los etruscos lo llevaron un paso más allá.

Para saber más

Martínez-Pinna Nieto, J. (1996): In convivio Luxuque: mujer, moralidad y sociedad en el mundo etrusco, Brocar: Cuadernos de investigación histórica, Nº 20, págs. 31-56.

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